Segunda parte de mi súper viaje a Bali, léelo todo si estás planeando tu luna de miel en bali.
Estando ya conectada con el mundo 3.0 visitamos el bosque de los monos. Bali es la isla de los mil templos, y también de los mil dioses, cada pueblecito tienen sus propios símbolos y animales sagrados, como en Sacred Monkey Forest, donde el mono se considera sagrado.
Al acercarte al parque te alucina que los monos estén por la carretera, sobre los cables y conviviendo con los nativos de allí, y es que el objetivo espiritual de este pueblo es conseguir que el hombre conviva y conecta con la naturaleza y a su vez que el dios supremo. Hay carteles avisándote de no llevar gafas sueltas ni objetos, pues los monos se han acostumbrado a robarte para luego devolvértelo a cambio de unas ricas bananas.
La entrada al parque cuesta sobre 3 euros y como en todas las atracciones de esta isla, sólo pagan los turistas. Al entrar puedes comprar mini bananas por céntimos para darle a los monos. Estos simios son unos frescales, en el momento que te ven abrir tu mochila trepan por tu ropa o bien para robarte, o bien para subir a por la banana. Yo te recomiendo que si no te da miedo, ponte en plan estatua de la libertad, y algún simio acudirá. Si quieres hacerte un selphi como yo, tendrás que darte prisa para no salir tan patética jajaja.
El parque es bastante chulo, me imagino que para quien haya estado en la selva, será la típica selva, pero a mi me impresionó bastante. Habían raíces colgantes, tres templos y una zona de barranco con unas corrientes de agua. Es muy bonito de verdad, y está todo lleno de cuidadores para que los monos no se sobre pasen. Verás todo tipo de actitudes, algunos están más tranquilos, hay otros dominantes que son más peligrosos, ladroncillos y hay mamas con bebes.
Después de varias horas paseando y socializando con los protagonistas del bosque, nos vamos a relajarnos al Spa favorito de Carmen, Kayma. Al llegar a cualquier comercio te preguntan que quieres tomar, y si quieres agua, te sacan un vasito de plástico con una tapadera y una pajita de la marca Danone, me pareció muy curioso (la foto del agua, es de internet). Este sitio es otro nivel, entramos en una sala con dos camas de nuevo (ideal para recién casados) que tenía un jacuzzi y una ducha. la esquina de la habitación era una celosilla de cerámica sin cristales que daba a un campo de arroz por el que entraba la brisa, y al fondo había un anciano trabajando su tierra. La estampa era mágica, y aunque estábamos desnudas no teníamos nada de vergüenza, sólo sientes paz. A parte de esto, tengo que decir que los balineses más mayores no se escandalizan por la desnudez, ya que hasta hace relativamente poco las mujeres iban completamente desnudas con tan sólo un pareo abajo. Cuando llegué a la isla, vi a una anciana así (y no me sorprendió porque lo vi en callejeros antes de ir). Luego Aryana (mi guía) me contó que los balineses comenzaron a vestirse por la imposición de los holandeses, para no ofenderlos a ellos, y que el recuerda a las mujeres mayores de su familia con el pecho desnudo, como algo normal. Me da pena que esto no se haya mantenido, la verdad.
Elegimos un masaje de cuerpo entero de una hora y ahora entiendo porque a Carmen, no le gustó el anterior. Increíble. Sólo lo puedo definir así. Antes de empezar te dan a elegir aceite de sándalo, jazmín, salvia. Comienzan por la espalda, cuello, a los pocos minutos te preguntan si está bien la intensidad. Después del masaje te das una ducha y ya te vas súper relajada. Este spa fue un poco más caro, el masaje nos costó como 15 euros.
Después de esta maravilla, caminamos por ubud en busca de un sitio chulo para comer, como me encanta Tripadvisor echamos un vistazo y cerca teníamos el Art Kafé. Un lugar que bien podría ser un café de moda en Malasaña. Mix Juice en vasos con tapadera, cerámica en las paredes, mobiliario desparejado y una estética que enamora. Para comer pedimos la opción vegetariana con sweet potatos, que creo que en españa es boniato, en lugar de patatas fritas.
Cargadas de energía nos vamos al mercado Pasar Umum. En la primera parte os he comentado que los balineses son lo más cansino del mundo regateando. Bueno pues cuando entréis en este mercado infinito os volveréis locos, todo el tiempo escucharéis «Ladys, Good price, Good price…» Te cogen del brazo para que vayas a su puesto, te vuelve la cabeza loca, y si te interesas por algo, por supuesto tienes que regatear hasta el final. Las dos frases que más vas a escuchar en las calles de Bali es, «Good price» y «Taxi»,
Cómo regatear:
- Piensa el precio máximo que pagarías por ello.
- Dile, que eres española, que ese precio es más caro que en España, y que ultimo precio es X, tiene que se la mitad del precio que quieras darle.
- Haz que te vas, y entonces te vuelve a llamar, regateas ya por lo bajo y ¡funciona!
Normalmente acabaras aceptando su precio, porque realmente estarás regateando por céntimos, que a ti no te supone nada, y a ellos le supone mucho. Me compré un montón de cosas, sobre todo artesanía, cajas de mimbre típicas de las ofrendas pintadas a mano, una cartera bordada a mano, juguetes artesanos, unas pequeñas esculturas de madera y algún vestido que otro.
Muy cerca de este mercado está el palacio real, compramos la entrada (unos 3 euros) para ver la danza legong, la danza tradicional balinesa. Los bailarines de esta danza van expensando con su cara lo que dice la canción, es como una danza/teatro. Los hombre se maquillan también y siempre hay música en directo. Esta bastante chulo el show y los movimientos son muy peculiares.
Al terminar el espectáculos cogimos un taxi, la mayoría son clandestinos. Son hombres que tienen un vehículo, y te llevan a donde quieras, siempre y cuando regatees. También está la opción de mototaxi, y te pueden llevar a dos en la moto, y te agarras al señor ¡como si lo conocieras de toda la vida! Para que te hagas una idea del precio de los taxis, del centro de Ubud a nuestro hotel habían unos 10 min en coche, eso nos costaba unos 4 euros en coche, y 2 euros en moto. Luego hay una compañía legal que se llama BlueBird que lleva taxímetro, e igualmente son muy baratos.
Al día siguiente salimos en nuestra moto alquilada (unos 5€ el día) al centro de Ubud, visitamos el templo Pura Tama Sarawati, justo detrás del restaurante Lotus, esta un poco escondido y cuando atraviesas el restaurante aparece con millones de nenúfares ¡Precioso! Si quieres entrar al templo tienes que pagar, nosotras no entramos dentro.
Seguimos caminando y perdiéndonos por la calles del frenético lugar, tan pronto estás en pleno templo rodeado de paz, que sales a la calle más ruidosa entre motos y los gritos del gentío.
Para comer buscamos un sitio de nativos, un masakan padang, que básicamente es un bar donde tienen la comida hecha y expuesta en un escaparate en platos sobre platos, todo lleno de moscas, pero mola. La comida de las dos con la bebida, nos costó 2 euros. Esta es la opción más barata para comer en Bali.
Paseando por las calles de Ubud, encontrarás muchos puestos de frutas desconocidas para nosotros, yo las probé todas. La fruta rosa y grande que parece un pokemon, es la fruta del dragón y su sabor no se parece a nada que hubiese probado antes. La marrón de la izquierda es la fruta de piel de serpientes (este nombre me lo dio Aryana) y esta sabe como uno de esos zumos biofrutas, y luego hay otra fruta que la llaman de la pelusa, que se llama ramputan, Otro dato, una pieza de fruta vale menos de un céntimo. Las mujeres suelen transportar bastante peso haciendo equilibrio con la cabeza. Los escolares siempre llevan uniforme y durante el recreo toman zumo en una bolsita. También me pareció súper curioso que en las obras utilizan andamios de bambú, también vi bastantes mujeres trabajando y hasta ¡un perro encima de la obra! A parte de esto no hay seguridad ninguna ni para los obreros, ni para los ciudadanos y no pasa absolutamente nada.
Después de comer, fuimos a un sitio de Reiki, Wena Home Stay. Esta ha sido mi única experiencia hasta ahora, y me gustó muchísimo.
Al día siguiente contratamos una excursión con el guía que hablaba español Aryana. Este guía te recoge con su coche en el hotel y al final del día te deja donde le digas, nosotras aprovechamos para irnos a Uluwatu a la vuelta. Le pedimos a Aryana que nos enseñara también cositas de la cultura local, así que empezamos el tour pasando por el pueblo de las garzas, donde son sagradas. Luego fuimos a las terrazas de arroz, que se cultivan mediante la inundación. En estos campos hay un montón de patitos trabajadores que limpian de insectos el terreno y también hay unas pequeñas casetas para colocar las ofrendas a la diosa del campo.
Después de las terrazas nos dirigimos al mirador del lago Batur, un restaurante turístico que no os recomiendo, aunque las vistas son increíbles.
Comemos y marchamos al templo madre (8€). Son muchos los turistas que no visitan este templo, considerado el más importante de Bali. Antes de nada, te diré que hay más de mil templos en Bali, y visto uno, visto todos, así que te recomiendo que hagas una selección y visites los 4 o 5 más importantes.
Nos contaron que existe una pequeña mafia en este templo, ya que aunque lleves guía, te obligan a contratar un guía del templo que además es bastante caro. Son muchos los turistas que han tenido problemas por no querer contratar el del templo, ya que llevaban el suyo propio, así que la mayoría de los taxista y hoteles no quieren llevarte para evitarse problemas. En nuestro caso, nuestro guía les dijo que sólo hablábamos español y entramos sin problemas, pero con mirada recelosa.
El templo es bastante impresionante, como en todos los demás hay partes sagradas que están reservadas a los clanes religiosos y por tanto no puedes visitar, pero merece la pena ir. En todos los templos tienes que llevar el sarong ya que las partes bajas se consideran impuras, y con el sarong vas purificado. En algunos te pedirán que alquiles el suyo propio.
Después del templo madre, visitamos el templo del agua:Tirta Empul (5€) del año 900. Aquí te obligan a alquilar un sarong (1,5€), en este templo hay unos vestuarios mixtos donde puedes cambiarte el bikini mojado si quieres purificarte con el agua del templo. Muchos nativos embotellan este agua para beber y para las ceremonias sagradas. Este espacio es bastante mágico, me impresionaron los árboles centenarios, los más grandes que he visto en mi vida, presumiendo de raíces. A la llegada había algunas mujeres vendiendo comida. Las balinesas acuden con bastante comida para las ofrendas, pollos asados, dulces, pero claro, luego se lo comen. Antes de entrar hay un cartel de aviso, donde prohiben la entrada de mujeres con periodo, porque se consideran impuras, y durante este tiempo no pueden asistir a ningún templo.
Cuando entras en el agua, tienes que colocarte frente la primera fuente de la izquierda, juntar las manos, rezas, entonces metes la cabeza debajo del chorro que está súper frío y pasas a la siguiente fuente, menos las dos últimas que están destinadas a los muertos. Dentro de la piscina hay peces koi y el fondo está lleno de piedrecitas. Es un templo donde van desde hace más de 1000 años a purificarse desde todas las partes de Bali. Yo me lo tomé en serio, aunque no sepa rezar nada, pero Aryana me dijo que tenia que decir Om Namah Shivaya, que es el mantra principal del hinduismo, te ayuda a conectar con tu interior y te limpia de energía negativa, y luego ya pides lo que quieras y le das las gracias a tu dios, yo se las di al universo. Y de verdad que me fui de allí súper feliz. ¡Tenéis que ir a bali!
Cuando terminamos de aquí ya estábamos muy cansadas, así que nos dejó en Uluwatu, en Ashana Hotel, nos costó la noche para dos 30€ con desayuno. El hotel estaba bastante bien pero el desayuno no valía nada. Por la noche fuimos caminando hasta un surfer club cercano, Single Fin, muy mítico de la zona. Cenamos allí, y no os lo recomiendo, pero sí para ir a tomar algo y ver el ambiente surfer. Está sobre un acantilado y puedes ver a los surfistas en el agua. ¡Muy chulo!
Por la mañana fuimos a la playa de Padang Padang, pensábamos que estaba más cerca así que una mujer nos recogió en su moto, tres en moto ¡y sin casco! Esta playa sale en la película «Come, reza, ama» y desde entonces se ha hecho muy popular. Una escalera minúscula por detrás de una roca da acceso a la playa. Es la que más me gustó de todas en las que estuve, arena blanca, agua cristalina y la selva de fondo.
De aquí nos fuimos a la ciudad de Kuta en taxi, nos alojamos en el hotel Sun Island (60€ la noche con desayuno) Este es el mejor hotel donde me he quedado en Bali, la ducha se veía desde la habitación, tenia un diseño muy chulo, muy romántico si vas en pareja, una piscina en el centro del hotel, y el desayuno era buffet libre. Dejamos las cosas y salimos a pasear por la ruidosa ciudad. En uno de sus templos encontramos la danza del barong, fuimos de shoppin y también nos dimos un masaje jeje. Por la mañana fuimos a practicar surf en la playa de kuta, contratamos un profe y el material por 15 euros (regateando).
Al día siguiente Carmen volvía a Australia, así que el resto de la semana volví a contratar a Aryana. Me gustó mucho porque hicimos muchos planes nativos. Un día fuimos a hacer snorkel (15€) en Padaing pueblo Tanyunghipun y en Blue Lagun, es una zona más virgen para ver corales, al contrario de Nussa Dua, que no os lo recomiendo.
Otro día comimos en un chiringuito nativo, cerca de la cueva de Wualawa, Sate lili un plato típico de bali. Esta comida de los dos, me costó como 7 euros, y me hizo mucha gracia las mesas donde comen las familias, una plataforma donde se sientan, ya que en sus casas comen en el suelo, y con la mano derecha sin cubiertos.
Me llevo también a Tegenulam donde una impresionante cascada baña la selva, aquí te puedes bañar, así que te recomiendo llevar bañador en todas las excursiones. A la vuelta paramos en un mercado tradicional Pasar Umum Gianyar, y esto también me gustó muchísimo, el guía me explicaba todas las cosas. Vendían comida, ropa, alimentos y flores al peso.
Probamos un dulce típico que se llama Ice Teller, y era la mezcla de frutas, gelatinas, golosinas, helado y leche condensada en una copa.
También te recomiendo que no te pierdas el templo de Tanah lot, un templo al que sólo se puede acceder si baja la marea, ya que está dentro del mar. ¡Las vistas son impresionantes!
Prueba dos comidas típicas de puesto ambulante, el Martabak que es una masa frita salada con verdura, y el terang bulan, una especie de bizcocho con chocolate y plátano. Ambos dos bombas calóricas, pero ¡no puedes irte sin probarlos!
Visita el tempo de uluwatu al atardecer, primero puedes ver a los locales rezando desde pequeños, y después puedes ir al anfiteatro que hay preparado para ver la danza Ketchak que son 100 hombres gritando esta palabra sin parar y haciendo música con su cuerpo. Me gustó mucho también. El camino a este anfiteatro tienes que tener cuidado porque hay monos, y estos son un poco más peligrosos que los del Monkey Forest.
Aquí mi colega de aventura y guía Aryana. Podéis escribirle directamente en whats app +628123978536
Más lugares impresionantes. Balangan y Dreamland.
Otra aventura increíble fue visitar un pueblo de pescadores Jimbaran ¡súper precioso! toda la costa llena de barcas típicas de pesca balinesa, pintadas de colores y estabilizadas con dos grandes troncos de bambú.
Justo detrás de esta playa, había una lonja (bastante rústica) donde compramos pescado fresco.
Junto a la lonja, había una especie de bar donde un hombre te preparaba el pescado. Las vecinas compraban el pescado en la lonja, lo llevaban a este sitio para prepararlo y luego se lo comían en casa. No había cubiertos, así que tienes un lavabo para lavarte bien las manos y comer. Toda la mariscada y la preparación para Aryana y para mi, me costó unos 10 euros.
Bueno, esto ha sido un resumen de mis 13 días en Indonesia. La puedo definir como una isla sagrada, tierra de dioses, donde consigues desconectar, dejar el estrés y econtrarte a ti misma. Donde te escuchas, te mimas y te sientes. Donde te quieres y donde dejas de juzgar para crecer e integrarte en esta parte del mundo. Tengo que darle las gracias a mi guía favorito, que me acompañó en la aventura y me contó cosas mágicas de su cultura hinduista. Om Namah Shivaya.
Nos vemos en el próximo post y hasta entonces ¡Que viva el Amor!